Cuando se conocieron, él veía la vida en azul; ella en naranja. Intuyeron que dos colores complementarios parecerían más brillantes juntos que por separado.
Anunciaron su unión .Él continuó viendo la vida en azul, ella anaranjada; pero el reparto de las tareas del hogar y otras naderías de la vida rutinaria generaron discusiones de tonos mate.
Un día, en lugar de discutir, buscaron una tercera opción más sinérgica y armoniosa llamada cooperación y aprendieron que la claridad de los colores brillantes se logra por la omisión del gris o el negro.
Aun a sabiendas de que ello era un cometido complejo, decidieron que valía la pena poner todo el empeño para conseguir el éxito: alcanzar juntos el brillo pleno.
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