Estáis sentados junto a la puerta del despacho de quien os va a entrevistar. Quieres ese trabajo, y él también; necesitas ese trabajo, y él también. ¿Acaso piensas que los vas a conmover? Él es joven y es obvio que está muy preparado. ¿Y tú? Amaneces pensando en qué hacer de comer, llevas los niños al colegio, vas corriendo a todas partes ¿Vas a lloriquear ahora? No. Tú no eres débil. Estás preparada para ese puesto, y lo sabes. Él puede ser bueno, pero tú serás mejor. Dejarás afuera tu vida y entrarás a ese despacho con la cabeza muy alta. Demuestra quien eres, y hazte un favor, arráncate ese maldito estigma que se empeñan en colgarte por ser mujer.
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